lunes, 27 de octubre de 2014

Capítulo 3. The weirdest first day ever! (2)





Scott y Stiles salían de la biblioteca con pesadumbre, cuando un chirrido hizo que ambos se taparan los oídos, y que Scott se tirara al suelo, ya que podía oírlo 15 veces más que Stiles y era demasiado agudo.
Se giraron para ver la procedencia y resultó ser que eran unas bocinas situadas en el pasillo, y en varios lugares de la escuela, que pensaban que no se habían usado en quince años.

― Todos los alumnos al gimnasio. ― Reconocieron la voz de la secretaria vieja que estaba en la oficina del antiguo director, que renunció cuando cerraron la escuela a finales del semestre anterior. ― Repito, todos los alumnos al gimnasio.

― ¿Crees que nos presentaran al nuevo director? ― Preguntó Scott mientras Stiles lo ayudaba a levantarse.

― Si es que hay uno― dijo Stiles rodando los ojos. ― No sé qué clase de persona vendría a dirigir éste lugar después de lo que la exnovia de Derek hizo con los profesores. ― Pasaron los pasillos, mientras se unían a la horda de estudiantes que iban al gimnasio y Stiles seguía hablando. ― Aún no me creo que haya renunciado, quizá lo obligaron a renunciar, con tantas cosas.

― Si tres empelados murieran bajo mi cargo, yo renunciaría. ― Dijo Scott mirando su reflejo en una de las puertas del pasillo, esperando ver unos ojos rojos mirándolo de vuelta.

― Como Derek y su manada ― Dijo Stiles asintiendo.

― ¿Qué? ― Dijo Isaac que salió de atrás de dos chicas de segundo semestre.

― Oh, hablamos de los sacrificios ― Dijo Siles, aún no acostumbrado a la presencia de Lahey.

― Ya les dijimos que no tenemos nada que ver con eso ― Dijo Aiden, que estaba detrás de ellos junto con Ethan, y Stiles saltó del susto.

― ¡Ustedes van a matarme de un paro, y mis células no son como las suyas! Ya sé que quieren estar en la manada de Scott pero… ―

― Sólo estamos en el pasillo. ― dijo Ethan buscando a Danny con la mirada ― ¿Y, podrías de dejar de gritar las palabras “manada” y “sacrificios”?

Stiles rodó los ojos, se volteó y se quedó en silencio. Pronto pudieron acceder al gimnasio, y se sentaron en la penúltima fila de las gradas, desde donde Stiles pudo apreciar a Agatha, a la que observaba, mientras los gemelos intentaban convencer a Scott de que los dejara entrar en su manada.

 Scott les contestó que estarían a prueba porque no sabía sin confiar en ellos. Ese no era el mejor de los panoramas, pero ya que era mejor que nada, los gemelos chocaron las palmas, enderezaron sus espaldas  y esperaron lo que fuera que la escuela iba a hacer.

***************

Sophie se sentó con pesadez en la silla de roble que estaba en el comedor, pegada a la pared verde olivo. No sabía con qué comenzar había que desempacar sus cosas, limpiar la casa, hacer de comer para cuando llegara su sobrina. Se revolvió los cabellos con pesadez, y se tapó la cara con la franela con la que estaba dispuesta a limpiar.

― Yo no puedo cuidar a una chica de dieciséis años, trabajar y limpiar una casa de diez habitaciones. ― Habló para sí misma ― Ni siquiera sé cocinar.

Se quedó en silencio durante diez minutos, mientras decidía que ese día sólo limpiaría la cocina, el comedor, su habitación y le dejaría la suya a Agatha. Se sentía aliviada de que en el trabajo le hubieran dado una semana para aclimatarse.

― Quizá si pongo música… ― Se sugirió a si misma mientras se quitaba la franela de la cara. Y en ese momento, sonó el timbre, que sonaba como un fragmento de un concierto de Mozart para piano. ― Ugh, que pretencioso ― soltó mientas se levantaba.

Pasó por un espejo que estaba colgado en la pared, y con una pinza se hizo un chongo par que quien fuera que estuviera tocando la puerta, no viera lo que era su cabello antes de las 11 de la mañana, se cerró la sudadera que se había puesto a juego con sus pants holgados. Hizo una mueca al espejo, y siguió caminando hacia el vestíbulo donde, volvía a sonar la canción de Mozart.

― ¡Voy! ― Gritó mientras se recordaba mentalmente cambiar el dichoso timbre. Corrió hasta la puerta delantera de la casa, que tenía unos diseños de vitrales, y la abrió apresuradamente, mirando los zapatos deportivos de la persona que tocaba la puerta ― ¿Qué es lo que desea? ― Preguntó al tiempo que subía a mirada a los Jeans, después a la chaqueta,  por último al rostro de la persona en la puerta, que tenía una barba de un par de días, unos ojos azules, y un cabello rubio corto. ― ¡¡¿Cris?!! ― Exclamó Sophie y dio un par de traspiés hacia atrás. Arrepintiéndose de no haberse arreglado, y queriendo cerrar la puerta para que el hombre no la viera en ese estado.

― ¡Sophie Adams! ― exclamó Cris Argent, que acortó la distancia entre ambos con tres zancadas, y abrazó a la chica, estrujándola entre sus brazos mientras la levantaba. Sophie se estremeció mientras era apretujaba y aspiró el aire alrededor. Olvidándose de un segundo por su lamentable, para ella, apariencia.

Cris Argent la soltó, y con una sonrisa enorme la miró de nuevo. ― ¿Qué haces aquí? ― Preguntó 

― Bueno, creo que la pregunta es, ¿qué haces TÚ aquí? ― Replicó ella cruzando los brazos. Pero de repente los descruzó y comenzó a reír nerviosamente ― Lo siento, ¿Dónde están mis modales? Pasa por favor, tomemos un café. ― Dijo mientras abría la puerta de par en par, y Cris entraba a la casa.

― La pequeña Sophie Adams… ― Soltó Cris caminando detrás de ella hacia la cocina. ― Ya tendrás, como… ¿Veintidós?

― ¡Cumplo veintisiete el próximo mes, gracias! No soy tan pequeña Cris… ― Dijo ella mientras ponía café en la cafetera, y fruncía el ceño como a una niña a la que molestaran.

― Bueno, lo siento ― Dijo él ― Eres de las pocas mujeres que conozco a la que les ofende que les baje la edad. La chica le sacó la lengua y él rió un poco más y se puso a ver alrededor, y vio las cajas.

― ¿Acabas de regresar? ― preguntó y ella asintió  mientras buscaba tazas en una caja.

― Con mi sobrina Agatha ― dijo, y palmeó una silla de palma que estaba en el desayunador. ― ¿no te vas a sentar?

― Claro ― dijo él, y recargó su codo en la mesa cuando se hubo sentado, mirando a Agatha ― Así que seremos vecinos de nuevo ― Soltó. Después de…

― Trece años ― terminó ella mientras ponía en la mesa la leche que el lechero había traído y después se dirigía a buscar el azúcar y un par de cucharas en las cajas.

― Trece años. ― Asintió él, mientras repetía

Sophie lo recordaba bien, tenía trece años; y sus padres le habían comprado un vestido nuevo para la cena de navidad que cada año celebraban con los Argent, ya que eran familias muy amigas. Su hermana Katherine y Kate Argent eran amigas a pesar de que Katherine era mayor, y casi siempre estaban juntas. Cris estaba en la universidad, y se había quedado un poco más estas vacaciones porque había reprobado un examen, o eso había dicho. Katherine había vuelto a casa con su bebé Agatha, que ya tenía un año y medio, por primera vez desde que escapó con su novio Orión Sherman.

De cualquier manera, llegaría ese veinticuatro de diciembre, y Kate y Katherine habían estado molestando a Sophie todo el día. Pero no le importaba, lo único que quería es que la dichosa cena llegara. 




Agatha suspiró mientras esperaba junto a todos los demás, cuando Emily la codeó.

―  El chico Stilinski no puede dejar de mirarte.  ―  Agatha volteó hacía atrás, adivinando de donde venía la mirada, lo que hizo que Stiles volteara hacia otro lado bruscamente. Ambas chicas rieron y atrajeron la atención de Rebeca que se había quedado ida contando el número de gradas que había en el gimnasio.

Agatha comenzaba a impacientarse, ya que el ambiente que se sentía en el gimnasio era demasiado hostil, y estaba comenzando a darle jaqueca.

“Es como si todos estuvieran gritando sus pensamientos” – Se dijo a si misma mientras se masajeaba las sienes. Ella tenía el poder de entrar en las mentes de las personas, y no se le hacía algo difícil, para ella era como alargar un brazo y tomar una pelota.

Casi nunca lo hacía, ya que consideraba una falta de respeto, pero había unas pocas veces, en que la gente estaba muy alterada, o ansiosa que parecía gritar sus pensamientos. Y entonces, es como si tuviera a toda esa gente dentro de su cabeza. Ella no podía evitarlo, simplemente, le lanzaban la pelota.

La jaqueca aumentó, y entonces, desesperadamente, su mente buscó y entró a la de Rebeca. Cuando se dio cuenta, estaba dentro de la mente de Rebeca Lee, y le gustó, era como un mar de tranquilidad. La chica solo estaba distraída contando los lunares de su brazo.

Esa no era la única habilidad que Anna tenía. Y la razón era su cerebro. Por alguna razón, la cual desconocía (aunque tenía varias teorías), ella usaba su cerebro a una capacidad mayor a la de los seres humanos. Había puntuado un número mayor a trescientos en un examen que había hecho a los 9 años para medir su IQ, y los psicólogos de la escuela, pensaron que simplemente era un error de la computadora.

Ella había descubierto que podía mover las cosas con su mente, soltar estática; y después de ver repetidamente la saga de Star Wars, comenzó a intentar sacar electricidad de verdad, y después la difícil tarea de implantar una idea en la mente de las personas y que lo olviden. Lo que había funcionado con el entrenador perfectamente. Claro que, debía practicarlo sólo con mentes débiles, ya que eran las fáciles.

Y claro, había decidido no dejar que nadie se diera cuenta, ya que no quería terminar desmembrada en el área 52, si es que eso existía, y le gustaba estar en la preparatoria. Los adolescentes le parecían muy divertidos como experimento social, algo no muy observado por los estudiosos, y además, debía intentar tener una existencia normal.

Salió rápidamente de la mente de Lee, cuando el entrenador sacó un megáfono y gritó que hicieran silencio. Cuando todos hubieran callado, una música que a Anna le pareció como de seminario motivacional comenzó a sonar, y unos tacones comenzaron a sonar, entonces una mujer de baja estatura, que parecía hindú, ataviada con un traje sastre rosa fresa y un cabello concienzudamente planchado se puso delante del podio  que estaba frente a las gradas.

― Buenos días estudiantes, mi nombre es Kelly Rajnigandha Kapoor, y soy su nueva directora. ― Dijo la mujer con una voz chillona, que hizo soltar una risita baja a Emily.

― Es una Umbridge hindú ― susurró sorprendida Rebeca.

― Freaky, pero cierto. ― dijo en broma Emily y las tres rieron.

― ¡Estoy muy animada por estar aquí en Beacon Hills! ― exclamó abriendo los brazos y entonces la música cesó. ― Pero quiero decirles que algo muy grave pasa aquí, ¡estadísticamente éstas es la escuela con menos espíritu y cultura de todo el estado! ― Anunció alarmada como si anunciara a un montón de niños que no habrá navidad. ― ¡Pero no se preocupen! ― Dijo alzando su dedo índice, y a Anna le pareció que guiñara un ojo. ― Haremos muchos cambios aquí, y entonces, ¡al final del semestre podremos competir con los perdedores de L.A.!  ― El coach se le acercó al oído y le susurró algo. ― ¡Bueno, me refería a que seremos los mejores en California!

El alumnado no tuvo un buen recibimiento de su propuesta y continuaron mirándola.

― Bueno, los cambios más inmediatos son los siguientes: habrá una apertura para un equipo de animadoras, no puedo creer que no lo tengan… ― dijo mientras leía en un ipad ― con una instructora, y uniformes, blah. Ya que hay una alberca y tenemos las instalaciones, se hará un equipo de natación mixto, para tener otro deporte además de lacrosse, ya que es muy importante aquí en California. ― Hubo murmullos de aprobación en el alumnado al oír lo último, y entonces la directora continuó ― Bien, se hará una página de internet del instituto, así como una aplicación para los dispositivos, dónde se les mandaran mensajes con los eventos, podrán consultar horarios y calificaciones, y además, podrán contactar a los profesores. Y hablando de horarios, su horario tendrá un cambio, la hora libre que tienen todos a diario a la misma hora se dividirá en dos clases: apreciación artística, y, un taller.

Comenzó a haber murmullos de desaprobación en todo el lugar, y entonces ella recuperó la palabra.

― El alcalde lo aprobó y se dará el presupuesto, dado todo lo que ha acontecido, ¡así tendremos más espíritu! Sus profesores les proporcionarán su nombre de usuario y contraseña para acceder a la aplicación o la página, pueden cambiarlo después y, …. Bueno, deben tener un consejo estudiantil, así que esperen la convocatoria… ― seguía hablando la directora Kapoor mientras veía su tablet, pero se detuvo cuando Jackson, con cara de molestia entró por las puertas dobles del gimnasio, haciendo mucho ruido y se sentó a la orilla de la grada de hasta abajo.  ― Por favor, alguien informe a su compañero, creo que eso es todo por ahora, ya que… ― sonó la campana ― es hora del almuerzo.




La cafetera hizo un sonido indicando que el café estaba listo, Sophie tomó la taza de Bob esponja que encontró y la puso delante de Cris.

― ¿Aún lo tomas con crema? ― Preguntó ella y el asintió dando las gracias.― ¿Y cómo está tu esposa? ― Preguntó Sophie de repente, sabiendo que se arrepentiría.

― Ella murió ― contestó Cris un poco triste, pero Sophie no esperaba eso. La noticia la sorprendió tanto que soltó la taza de bob esponja, y ésta y su contenido fueron a dar a los pantalones de Cris, que gritó por lo caliente del café.

Entonces, Sophie reaccionó como en ese momento pensó que toda persona normal reaccionaría. Tomó un trapo que estaba sobre una silla, y comenzó a apretarlo conra los pantalones de Cris y a pdrile perdón, mientras él le decìa que no importaba.

Pasados un par de minutos se dio cuenta de lo que estab haciendo y se hizo hacia atrás.

― Cielos, ¡discúlpame!,  debo ser la persona más torpe del planeta, ¡mira como te dejé!

― Bueno, ya que tocas ese tema ― Dijo Cris intentando que olvidara lo que acababa de suceder ― Venìa para saber si tenìas agua, llegamos a la casa el sábado y desde entonces no tenemos, y bueno… ―

― Oh, aquí tenemos agua…., ¿No quieren bañarse aquí aunque sea por hoy? Le hablé a varios plomeros del pueblo para que me instalaran mi lavadora pero dicen que estan ocupados en las casas cercanas a la escuela, donde se rompió la tubería.

―  ¿Estás segura? ―  Preguntó Cris, agradecido, pero extrañado. 

―  Sí. ―  respondió ella ―  De todas maneras, yo te ensucié con el café… ―

― Bien, iré a mi casa por cosas, y vuelvo… ―

― Claro, claro ― dijo Sophie queriéndo golpearse la cabeza contra la pared.




Emily, Agatha y Rebeca recorrieron la cafetería con la mirada, cargando sus bandejas de comida. Pusieron sus ojos en una mesa vacía, y se apresuraron a ocuparla, se sentaron y Agatha tomó una manzana y la pasó de un lado a otro de sus manos.

― Bien, ¿ven a alguien elegible?

― ¿Para lanzarle la manzana? ― Preguntó Lee que le ponía el popote a su leche.

― No, alguien atractivo, ya sabes.

― ¿Pero cómo los identificaremos? ― Preguntó Emily ― Yo digo que les pongamos nombres.

― ¿Cómo mascotas? ― Lee rió y sorbió de la leche mientras veía alrededor.

― Sí, como por ejemplo, Stilinski tiene cara de…. ¿Lester?

― ¡No! ― Contestó Agatha ― Y además, ¿Qué clase de nombre es Lester? Tiene Cara de Thomas…

― Thomas… ― Lee se rascó la barbilla y volteó a ver a Emily ― Creo que le queda. ― Emily Asintió.

― Luego está el sujeto que te mojó ― dijo Emily

― Tiene cara de perro ― Afirmó Rebeca ― Milo.

― No ya sé, ¡Lassie!

― Esto es oro ― Emily lo anotó en una pequeña libreta mientras las tres reían ― Lassie será, y ¿quién más?, ¿Creen que de casualidad los gemelos se llamen Fred Y George?

― Oh, vamos. No insultes a los pelirrojos así. ― Soltó Agatha

― Pero están como quieren… ― Replicó Emily

― ¿Bannanín y Bannanón? ― Preguntó Agatha al recordar los programas que veía de niña mientras pelaba un plátano

― Funciona para mí. ― Asintió Emily escribiendo.

― ¿Pero cuál es cuál? ― Preguntó Rebeca

― El hetero es Bannanón, obviamente ― sonrió Emily.

En ese momento, Stiles volteó a verlas, juntó con Isaac, que estaban platicando. Rebeca sonrió al notarlo, y volvió la vista hacia su sándwich. Emily sonrió al verlos.

― Le pondremos Ares al de los ojos azules porque…hizo sonreír a Bucky.

― ¡No es cierto! ― Dijo ella sonrojada. ― Me río porque Thomas no deja de voltear a ver a Agatha.

― ¡Soy Sherman!

― Claro, culpa a la guapa ― Dijo Emily escribiendo “Ares”. Y en ese momento, Jackson, que estaba cogido de la mano de Lydia, comenzó a pelearse con Scott. ― Ese tipo parece una víbora ― Emily hizo un gesto ― No me gustan los reptiles.

― Que se llame Nagini ― Dijo Agatha y Emily alzó una mano para chocar los cinco.



― ¡Basta, Jackson! No es culpa de Scott que hayas chocado en la mañana, tu fuiste el que condujo de esa forma. ― Le dijo Allison al chico, después de oírlos discutir vario tiempo.

― No defiendas a tu noviecito, Argent porque…

― Ni siquiera estamos saliendo.

― Oh, vaya. Eso es bueno, porque… ― comenzó Jackson

Lydia se levantó molesta de su asiento y tomó a Allison del brazo. ― ¡Todo esto es demasiado!, vámonos Allison. La chica se levantó mientras Lydia la tomaba del brazo, y salieron rápidamente.

― ¿Qué? ― preguntó Jackson, volteando a ver a Isaac que se limitó a  alzar los hombros. ― ¡Lydia, espera! ― Exclamó levantándose y corriendo tras las chicas.
Scott se sintió más relajado al verlo irse, y una risa lo hizo voltear al otro lado de la cafetería. La chica rubia nueva estaba riendo con las otras dos. Sintió incomodidad, y regresó la mirada a su comida. Stiles lo notó y a su vez las miró también, seguido por Isaac. ― Al parecer estamos en esa época del año. ― Dijo Isaac sonriendo, y mordiendo una pera muy jugosa, así que el jugo cayó por su barbilla y se llevó la manga a la boca para limpiársela. ― ¿Cuál? ― Preguntó Scott
― Ya sabes, esa época, en la que estamos "hormonados" y aparecen las posibles víctimas de nuestra caza. ― Respondió Isaac y volvió a morder la pera, intentando no tirar el jugo, ésta vez, si no sorbiéndolo ― La primavera empezó temprano éste año.
― Demasiada información para mí. ― Dijo Stiles e hizo su bandeja hacia adelante, indicando que no comería más. ― Oh, ¿no quieres eso? ― Preguntó Aiden tomando su bandeja ― Gracias.
****************************************
Sophie se recargó en la pared del comedor, y metió las manos en los jeans que tan rápidamente había subido a ponerse cuando Cris se fue a su casa por ropa y toallas, y quién sabe qué más. Se había pasado frenéticamente el cepillo por la cabeza y se había puesto una blusa negra que siempre le gustaba como le quedaba, pero su cabello ahora, estaba alborotado de nuevo, ya que Sophie se sentía como león enjaulado, o más bien, un lobo.
No sabía cómo había sido tan tonta como para decirle a Cris que se bañara en su casa. Y ahora estaba allí, desnudo en una ducha a unos metros de ella, impregnando toda la casa; (bueno, no toda en realidad, pero su olfato era muy bueno) con su aroma mezclado con el del jabón, mezclado con el del shampoo. Y no podía de dejar de pensar en eso, para sus sentidos, era como un placer del que no se quería desprender.
 Cerró los ojos, y, aún con las manos en los bolsillos, se dejó llevar por el aroma. Cuando los abrió estaba fuera del cuarto de baño, y sus ojos habían pasado del color oscuro regular, a un color ámbar. Los colmillos comenzaron a crecerle en la boca, y de repente, se clavó las garras en la pierna, dándose cuenta de donde estaba.
Avergonzada, bajó las escaleras sin hacer ruido, y volvió al comedor, recordando decirse tonta, cada vez que bajaba las escaleras. E, imaginándose la muerte de sus personajes favoritos para pensar en otra cosa.

Después intentó cocinar pero descubrió que no fue la mejor idea del mundo, ya que: primero: ella no sabía cocinar, y segundo: no podía concentrarse. Así que, cuando Cris bajó con el cabello mojado unos veinte minutos después, ella ya había quemado la carne, y batido el arroz; además de que planeaba servir una lechuga sin desinfectar.

― Muchas gracias Sophie ― Musitó Cris recargado en la puerta de la cocina.

― Oh, no hay de que ― dijo ella mientras él observaba el desastre que ella había logrado hacer en tan poco tiempo.

― Creo que ordenaré comida ― Dijo ella justificándose.

― Sí, e iba a decirte…contrataré a un par de chicas; Maya y una prima que tiene para ayudarme a limpiar lunes, miércoles y viernes, si quieres puedo hablar con ellas, para que vengan martes jueves y sábados, tú casa es enorme.

 ― Gracias, Cris ― Dijo ella sintiéndose mejor. ― Y si quieres, tu hija... ¿Allison? ― dijo un poco dudatiba, ya que no sabía si ese era su nombre, o se estaba equivocando, y Cris asintió ― Puede venir a ducharse en la tarde.

― Te lo agradecería mucho, castor. ― Dijo él, aludiendo al apodo que le habían puesto desde que era niña a Sophie, mientras cruzaba la puerta de la cocina ― ¡Nos vemos!

 ― Si nos vemos ― Repuso Sophie, tirando el arroz a una bolsa de basura, y suspirando.



El día transcurrió con más clases, y sin contratiempos para Agatha, Emily y Rebeca; claro, con la repartición de los nombres de usuarios y las claves (nada imaginativas, y que debían cambiar de inmediato, por cierto), se dieron cuenta que había otra chica nueva cuyo padre enseñaba una materia allí, y miradas de odio por parte de Lydia, Scott y Jackson, miradas insistentes de Stilinski, y de varias personas de la población estudiantil.

Llegaron al estacionamiento y Emily se detuvo, lo cual las otras imitaron.

― Entonces, ¿me invitarás a comer, Sherman? ― Preguntó con una mano en la cadera.

― Por supuesto, ven a probar la comida quemada de mi tía cuando quieras, ¿Me sigues en tu moto? ― Agatha le guiñó un ojo, y después volteó a ver a Rebeca ― ¿Te nos unes?

― Hummm, bueno pues…― dijo Rebeca mirando sus patines ―…sigo enojada con papá, pero…

― Oh, sólo llámale ― Dijo un poco desesperada Sophie ― Y de los patines no te preocupes, ya te llevaré yo en la moto, o Sherman. Sabes que no puedes seguir viniendo así, ¿verdad?

― No tenemos auto, nadie en Nueva York tiene auto. ― Dijo como si eso zanjara el asunto ― Si aquí hubiera taxis…

― Ya no estás en Nueva York, cielo. ― Dijo Sherman mientras le pasaba el brazo por el hombro a Emily para tranquilizar a su amiga ― Anda, comeremos comida quemada, y nos sentaremos sobre cajas y muebles viejos.

― Está bien ― Sonrió Rebeca, y le mandó un corto mensaje a su padre diciéndole que comería con alguien y no iría casa hasta después.

Cuando llegaron a la casa de Agatha, después de que Emily silbara, y entraran; Sophie las recibió extrañada con cajas de comida china. Tuvo que ordenar un poco más.

 ― Supongo que ahora te sientes como en casa, eh ¿Bucky? ― Preguntó Emily sonriendo mientras le mostraba los palillos. ― No hay nada más newyorker que esto.

― Bueno, yo cocino ― Dijo Rebeca, que ayudaba a Sophie a poner la mesa.

― Wow, yo no puedo ni acercarme a una estufa, quemo las manzanas. ― Dijo Emily.

― A mí me da pereza ― Dijo Agatha. No he querido intentarlo.

La comida pasó sin pena ni gloria, también. Cuando Sophie volvió a la mesa, todas se volvieron reservadas, lo que la hizo sentir un poco mal, y después, se fueron corriendo a la habitación de Agatha. ―

 ¡Groovy! ― Exclamó Emily al entrar y después se acostó en la cama ― Te envidio tanto.

― Oh, esto es tan genial, es como la habitación de… ― Comenzó Rebeca

―…de Sabrina, lo sé. Envídienme. ― Dijo Sherman acostándose al lado de Emily.

Rebeca se quedó mirándoles, y después decidió sentarse en un sofá.

― Oh, vamos…hay espacio para una más. ― Dijo Agatha poniendo la mano en la cobija.

 ― Ven, Rebeca. ― Dijo Emily alzando las cejas. Rebeca se ruborizó, y las dos chicas comenzaron a reír. Pero, Agatha se paró en seco, saltó de la cama, y salió corriendo del cuarto.

― ¡Ginger! ― Gritó mientras la oían corriendo por la escalera. Emily se recostó de nuevo en la cama, chasqueando la lengua, e imaginando que volvería. Un minuto después, se escuchó un claxon y Rebeca se asomó a la ventana. Un camión de entregas se estacionó y después vio a Agatha impaciente, esperando a que el sujeto se bajara. El chico sacó una jaula de mascotas y se la entregó. Antes de firmar, Agatha abrió la caja y salió una gata con un color naranja rojizo que estiró la cola, y se acercó a las piernas de Agatha, y no se despegó de allí.

Agatha sonrió mientras la gata la olía, no sabía porque, pero siempre había tenido la habilidad de comunicarse con algunos animales, para ella era sorprendente que ellos le respondieran mejor que los humanos. Una calidez embriagó su corazón mientras unían sus mentes de nuevo.

― “Huele, huele” ― Sherman escuchaba la voz de Ginger en su cabeza, y veía que su mascota extrañaba el aroma de su dueña, después comenzó a recordar todas las cosas que no le habían gustado del avión, y después las que si le habían gustado, como las latas de comida que le habían dado en la veterinaria mientras estuvo allí. ―”Vamos, casa.” ― La urgió Ginger, porque seguramente quería echarse sobre algo mullido.

― “Luego” ― Le prometió Agatha y después firmó. El chico se fue tan raído como había llegado. Mientras caminaba hacia la casa, y después subiendo por las escaleras, Ginger le enseñaba todos los olores que olía a Agatha, como la comida China, naftalina, unas plantas que quería investigar después, y la humedad. Un par de minutos después, Agatha entró con Ginger a su lado a su habitación.

Rebeca pudo apreciar que su pelaje tenía pequeñas franjas en algunos lugares de color amarillo. Rebeca le sonrió a Ginger, y se agachó para que se acercara, lo cual hizo. La mirada de Agatha estaba un poco ausente, pero las chicas no lo notaron. Ginger lamió la mano de Rebeca, y ella la acarició detrás de las orejas, lo que hizo ronronear a la gata.

― Le gustas ― Dijo Sherman sonriendo, y entonces, la gata, volteó a la cama y se le erizó el pelo. Agatha frunció el ceño.

 ― “Mal olor, mal olor.” ― Le dijo Ginger e hizo un siseo. ― “Perro.”

― “Cálmate Ginger, es mi amiga” ― Repuso Agatha con la autoridad, y la gata se cayó pero fue a sentarse al regazo de Rebeca, ofendida. ― “Bah” ― Le dijo Agatha y se volvió a Sophie.― Lo siento ― comentó ― Está rara últimamente.

― No te preocupes, no soy persona de gatos ― Dijo Emily cruzando las piernas y sentándose en el colchón. ― ¿Por qué no la trajeron antes? ― preguntó después.

― Porque a mi tía no le gustan los gatos, y no la había convencido de que Ginger viniera. Pero es la gata más limpia y obediente del mundo. Al final la convencí y mi amiga me la envió por avión. En realidad, no fue difícil convencerla ― Rió diciendo esto, pero después recordó con preocupación que Gnger se había intentado lanzar a su tía con las garras amenazadoramente en dirección a su rostro.

El tiempo pasó sin que se dieran cuenta, y pronto, Emily recibió un mensaje en su celular, tras el cual se excusó y dijo que las vería al día siguiente.

No mucho después de eso, escucharon el timbre, con el fragmento de una de las sinfonías de Mozart, que encantó a Rebeca pero hizo quejarse a Agatha.

― Preferiría el tono de la familia Adams ― dijo Agatha ― Es lo más anormal del mundo tener a Mozart.

― ¡Agatha, baja un momento! ― Gritó Sophie desde lo bajo de la escalera.

― ¿Vienes? ― Preguntó Agatha a Rebeca que asintió.

― Probáblemente ya deba irme a casa.

― Espérame y te llevaré, veamos que quiere mi tía.

― Gracias.

Así que ambas bajaron, para encontrarse a Cris Argent junto con Allison en el recibidor.

― Ella es mi sobrina, Agatha. ― La presentó Sophie señalando a la chica. ― Y su amiga Heberta.

― Soy Rebeca ― dijo la chica extendiendo la mano.

― Lo siento ― repuso Sohpie con una cara contristada que hizo reír a Cris.

― Y a mi díganme Sherman, por favor.

― Un gusto, soy Cris y ésta es mi hija Allison.

― Hola ― Dijo Allison un poco renuente.

― Me parece que están en la misma clase ― dijo Sophie, y las tres asintieron en silencio.

― Bueno, debo terminar ese trabajo. ― Dijo Cris.

― Bien, te acompaño a la puerta ― dijo Sophie, y se fue tras él. Las chicas se quedaron en el recibidor, y sólo intercambiaron, una mueca, una sonrisa, y una mirada cada una. En cuanto Sophie regresó Agatha le dijo que tenía que ir a dejar a Rebeca a su casa.

― Bien, no se tarden y con cuidado.

Despuès de ordenarle a Ginger que se quedara, y de que Sophie condujera a Allison con todo y maleta a la planta de arriba, se fueron.

Agatha regresó unos veinte minutos después a su casa, después de pasar por unos batidos a una hamburguesería. Se encontró con Allison en el pasillo, la vió muy apesadumbrada, cansada y además con unas ojeras muy marcadas. Ginger llegó a su lado, ya que la había oído llegar.

― Siento lo de hace rato ― Dijo Agatha ― No supe que decir, y…

― Oh, no te preocupes. ― Dijo Allison sonriendo y llevándose la mano al cabello mojado. ― Yo soy la que debería disculparse, llevo demasiado tiempo aquí y he olvidado lo difícil que es ser la chica nueva, además de que no tuvieron un excelente primer día.

― Creo que no fue bueno para ninguno. ― Comentó Agatha, y ambas rieron. Entonces Agatha, pudo percibir malestar general en Allison, además de un fuerte dolor de cabeza. Entonces, fingió mostrar interés en su cabello.

― Oye, tu cabello está muy bien cuidado, ¿Qué productos utilizas? ― Preguntó intentando sonar como las chicas que se interesaban por esas cosas, y entonces tocó su cabeza.

Le tomó toda su concentración, y dejó de prestar atención mientras Allison hablaba, pero la misma Allison alentó sus palabras, seguidas por un bostezo. Comenzó a transmitir una sensación de bienestar, y a absorber un poco de la pesadumbre. Allison comenzò a marearse, y despuès se cayó dormida en los brazos de Agatha.

― ¡Tía Sophie! ― Gritó la chica para que la ayudara a sostener a la chica.
 ****************************************************************

Hola mis amores!!!! Se que me tardé mucho, pero es largo, y, y, eso.
Espero que les guste!! 
Agatha tiene poderes y es AFGDSAFSFADFDA!!!
Emily es genial.
Y love is in the air!!! 
espero sus impresiones abajo.
Las amodoro, y eso.
 


jueves, 2 de octubre de 2014

The weirdest first day, ever! (1)


Jackson iba tranquilamente en su porsche, dirigiéndose al colegio, escuchando un programa de noticias, ya que quería saber si el concierto que había estado tanto tiempo esperando iba a llegar a Beacon Hills.
― Y hoy, el BHHS regresa a clases después de un descanso de casi tres meses y medio, Lilly. ― Decía la voz masculina que salía del reproductor.
― Bueno, Boris. Yo me cambiaría de escuela si sucedieran tantas cosas, así. Mira que tener una profesora psicótica… ―
― Lilly, eso no… ―
―Oh, no me importa que me censuren. Deberían de revisar los antecedentes de esos maestros, por lo menos no era así cuando nosotros estudiábamos allí ― Lilly seguía hablando antes de que Boris la interrumpiera.
― Lo peor de todo, es que una cañería se ha roto a menos de un kilómetro del BHHS, así que se recomienda que se usen vías alternas para llegar allí… ―
― ¡¿Lo ves, Boris?! Los caños están rompiéndose y el alcalde está gastando el dinero en estupideces… ―
― Perdedores ― Soltó Jackson mientras cambiaba la estación, donde empezaba a sonar una canción de Coldplay. La dejó y llegó a un semáforo. Miró a su izquierda, sólo para ver que el perdedor de McCall estaba allí, ¿Cómo era posible que él fuera un alfa y Jackson no? No podía entenderlo. Pero al menos, Jackson tenía un porsche, y lo hizo sonar. Amaba el rugido de ese motor.
Scott volteó enojado. Gruñó mirando al presumido de Jackson, y a su estúpido auto de niño rico. Podía oler el desafío de Jackson en el aire. Pero él era un alfa, no lo permitiría. Antes de que lo pensara, su cuerpo reaccionó rápidamente, y todos los músculos de sus brazos y espalda se estiraron, apretó las asas de su motocicleta, en la que había estado trabajando todo el verano, e hizo sonar su motor también, mientras gruñía de nuevo. Los colmillos salieron sin que se diera cuenta.
Jackson aceleró de nuevo, y entonces, sin esperar a que el semáforo cambiara, Scott aceleró y pensó en tomar un atajo que sólo con motocicleta se podía tomar.
― ¡McCall! ―gritó Jackson enojado y entonces, sin importar la luz roja que aún no se quitaba, se pasó el alto, sin poder seguirlo, claro.
Scott pasó un par de calles pasándose los semáforos y metiéndose entre los carros, que tocaron sus cláxones furiosos, o que le mostraban una señal obscena. A él, todo esto le parecía divertido, y simplemente aceleraba más.
Cuando sólo le faltaban un par de cuadras para llegar al BHHS encontró unos conos naranjas y un letrero que decía sólo peatones por la banqueta, entró sin dudarlo, ya que tenía que ganarle a Jackson.
Después entendió porque estaba el letrero de no pasar, la calle estaba completamente inundada, pero siguió adelante, porque, bueno eso no le afectaría a su motocicleta, y buscaría la manera de no mojarse. Además, no es que estuviera pensando mucho, inclusive su vista estaba algo nublada y roja. La ira y el sentido de competencia lo estaban controlando. Cuando faltaba un poco, creyó escuchar un grito a su derecha, pero no le dio importancia y siguió acelerando, mientras su motocicleta lanzaba el agua a todas direcciones. Gracias a Dios había instalado esas salpicaderas en las vacaciones.
Entró al estacionamiento, sintiéndose mejor que nunca. Se bajó de su motocicleta, y se puso a observar el estacionamiento. Jackson aún no había llegado, y eso lo llenó de euforia.  Escuchó el jeep de Stiles llegar, e iba a decirle lo bueno que había sido su camino de venida, cuando notó que tenía las garras afuera, entonces pasó la lengua por sus dientes,  se dio cuenta que estaban en colmillos. Miró su reflejo en el retrovisor de la motocicleta, y tenía los ojos rojos.
En eso escuchó varias cosas  acercándose, una motocicleta a la izquierda, que siguió de largo. Dos motocicletas que se detenían unos metros atrás, supuso que eran los gemelos., Y algo como patines yendo de la derecha, directamente hacia él.
― ¿¡Acaso eres ciego, analfabeta o sólo idiota!? ―preguntó una voz de mujer grave detrás de él, gritando, y Scott comenzó a enojarse. ― ¡El letrero decía sólo peatones imbécil!
Scott intentó reconocer la voz, pero no pudo hacerlo. Las personas que habían llegado en dos motocicletas eran efectivamente los gemelos, pero se habían detenido en ver a la primera que había llegado. Una chica con pantalones negros entubados y ajustados, una chaqueta de cuero que se veía un poco desgastada bajando de una motocicleta negra la cual no podían creer estar viendo. La chica se quitó el casco y agitó su caballo a lo Lucy Lu. Tenía el cabello negro y a la altura de los hombros, echado en todas direcciones. Tenía un par de tranzas hechas con listones, y otra en la que terminaba una pluma. Un delineado que hacía que sus ojos negros se vieran aún más grandes, y facciones muy atractivas.
― ¿Es lo que creo que es? ― Dijo Ethan ― ¿Una confederate r135 wraith combat?
― Sólo hay siete en el mundo ― respondió Aiden, que no sabía si mirar a la moto, o a la chica.
Simplemente se quedaron allí mientras la chica estacionaba su motocicleta. Un auto más se estacionó en el lugar que ocupaba Jackson, mientras Scott se bajó la visera del casco, intentando calmarse pero sin conseguirlo, claro que no sirviera que alguien estuviera gritándole imbécil.
― ¿También eres sordo? ― Preguntó la chica que seguía detrás de  él, mientras un olor hediondo  penetraba en la nariz de Scott. ― ¡Mira como me dejaste!
― Eh, tranquila ― dijo la voz que Scott reconoció como la de Stiles. ― Mi amigo se siente un poco mal.
― ¿Mal?, ¿Cómo me debo sentir yo entrando a mi primer día así? ― Bueno, no te ves tan mal, dijo Stiles intentando no taparse la nariz.
― ¡Por lo menos da la cara!  ― exigió la chica dando una patada en el suelo, con lo que Scott pensó eran patines. Y Scott no pudo soportar más la furia, así que inconscientemente le dio una patada a su motocicleta, que estaba al final de la fila de motocicletas, y golpeó a la siguiente, comenzando a hacer un efecto dominó. La chica de la confederate se dio cuenta, pero estaba acomodando su morral, así que no llegó a tiempo para evitar que una Italika, golpeara su moto, y esta cayera al suelo ya que no había otra al lado de ella.
Como era de esperarse, la chica caminó a zancadas para reclamarle a Scott, furiosa.
 ― Tienes que concentrarte Scott ― Le susurró Stiles al chico antes de que una nueva ola de gritos viniera, y él se transformara allí mismo.
Por suerte, en ese momento Allison salió de la puerta de la escuela (porque había llegado temprano), y preguntó confundida: ― ¿Scott?
El oír la voz de la chica, hizo que pudiera tranquilizarse de inmediato, y entonces, se quitó el casco y se volteó para ver a una chica rubia completamente empapada, su ropa que debía ser de un color gris estaba teñida de café. Y su cara también estaba manchada.
Lo malo, es que el coach también había salido para ver qué causaba tanto ruido, y las dos chicas seguían gritándole.
― ¡McCall, Stilinski, tú, tú, y tú! ― Dijo el entrenador señalándolos a ellos, a las dos chicas que estaban gritando, y a una chica que estaba a unos metros de ellos, observándolos desde afuera de un Audi, con una mirada divertida. ― ¡A detención hoy, en la hora libre! ¡También ustedes! ―  Les gritó a los gemelos, que estaban felices por no haber estacionado su moto aún y miraban sin expresión a Scott, el que querían que fuera su alfa.
― ¡Yo sólo estaba mirando! ― Reclamó la chica al lado del Audi, que tenía el cabello negro corto arriba de la oreja, y una trenza muy delgada y muy larga. Que vestía unos jeans y una playera verde que tenía un signo de interrogación en un verde más brillante.
Pero el coach hizo caso omiso de ella y sólo gritó: ― ¡McCall, Stilinski, levanten esas motos! ― Los chicos a regañadientes comenzaron a levantarlas, Scott con más facilidad que Stiles, cuya cara se puso roja por el esfuerzo.― ¿Ustedes tres son nuevas, cierto? Dijo el coach, mirando a la lista que tenía en su tabla. Tres de cuatro chicas. Ésta no es la mejor manera para comenzar, señoritas…Lee,  Sherman y Cai….Calle…Caile… ―
― Cailleach ― Le indicó la chica de la chamarra de cuero, molesta.
― Bueno, Cailleach. Creo que todas tienen la misma clase, entonces vayan al salón… ¡Oh, no lo soporto más!, ¿Qué es ese olor?, ¿Está Greenberg por aquí?
― Soy yo  profesor ― Dijo Rebeca Lee avergonzada de estar toda cubierta de las aguas negras.
― ¡¿Pero qué te pasó, chica?! ― Dijo él en cuanto la vio.
― McCall ― Dijeron las tres chicas al unísono, lo que le provocó risa a Agatha Sherman.
― ¿Puedo irme a casa? ― Preguntó Rebeca
― ¿No estás enferma, o sí? Aunque deberías estarlo…con ese olor… ―
― Tengo mi ropa deportiva ― dijo Agatha ― Puedo prestársela.
― Bueno, vayan a los vestidores, y, y,…usa jabón o algo. ― Dijo incómodo el entrenador, y después le dijo a Cailleach que entrara a su clase, que las otras chicas la alcanzarían, y les recordó que no olvidaran, detención en la biblioteca en la tercera hora, la cual tenían libre. Después se alejó y comenzó a hacer que todos entraran, ya que el timbre estaba descompuesto.
― Gracias por la ropa ― dijo Rebeca mientras cruzaban las puertas  de la escuela ― Soy Rebeca.
― Agatha ― contestó Agatha extendiéndole la mano mientras caminaban― Pero dime Sherman. Odio mi nombre de abuela.
― Bueno ― Dijo la otra mirando a todos lados ― ¿A dónde estará el vestidor de chicas?
― Si yo fuera contratista ― Dijo Agatha tomando a la otra chica de la mano y guiándola por los pasillos ― Lo pondría aquí. ― Empujó unas puertas dobles, y terminaron efectivamente, en el vestidor.
Rebeca comenzó a mirar todo con desconfianza. Después volteó a ver a Sherman, se puso roja, y entonces se acercó a una banca, y puso su bolso allí.
― ¿No habías estado en uno nunca? ― Preguntó extrañada Agatha.
― No ― Dijo Rebeca incómoda desabrochándose el saco.
― Es como cualquier baño, sale agua por ahí, ya sabes, y se va por la coladera. ― Le dijo Agatha mientras caminaba por el cuarto. ― Neoyorkina, ¿cierto? ― Preguntó mientras veía a la chica quitarse sus botas negras.
― Sí, ¿Cómo…?
― Deducción. Te vistes como una, aunque es raro que no tengas su acento.
― Bueno, es que mi padre y yo hemos ido por todos lados.
― Una viajera ― Asintió Sherman.
 ― Había hecho mi escuela hasta ahora por mí misma, ya sabes por correo. Soy autodidacta.
― ¡Eres una Cady Heron! ― Gritó contenta Agatha. ― Bueno, neoyorkina en vez de africana, pero igual…
― ¿Cady?
― ¿Chicas pesadas? ¿La mejor película adolescente en la historia? Me gusta pensar que soy como Janice…aunque una vez hice un test y salí como Karen, lo que es raro porque… ―
― No la he visto ― Dijo Rebeca aliviada al ver que Agatha se sentaba de espaldas a la regadera, y había dejado la bolsa con un pants morado y unas deportivas negras.
Rebeca se talló muy bien con el jabón que llevaba en una jabonera para lavarse las manos, ya que no sabía si en los baños de las escuelas tenían jabón para lavarse las manos. Mientras, Agatha le explicaba la dinámica de la película, después de aclararle que no le daría spoilers.
― No te preocupes, yo seré tu maestro Jedi en la escuela, joven Padawan.
― ¡Sabía que te gustaba Star Wars! ― Soltó emocionada Rebeca mientras se ponía  el pants y la playera que decía “Boom!” en una onomatopeya grande.
― ¿A ti también? ― Preguntó Agatha emocionada
― Sí ― respondió la chica cepillándose el cabello.
― Me gustas, Lee ― Dijo Agatha contenta, asumiendo que ya podía voltear. ― Déjame trenzarte.
― Tú me gustas también, Sherman ― Dijo Rebeca dejándose peinar.
― Faltemos al primer periodo. ― Yo ya sé demasiado de Historia Universal, y seguro tú ya estudiaste.
― Bueno ― Accedió Rebeca, contenta de haber hecho una amiga, y relajando los hombros. La media hora restante, ya que había pasado media, se pusieron a hablar de donde venía Agatha: Chicago, la ciudad de los vientos. De que ambas habían visto el musical, de que los bomberos estaban buenos ahí, y que la familia de la madre de Agatha era la fundadora de ese pueblo. Y de lo aburrido y de flojera que sonaba eso.
Cuando llegaron al salón de algebra avanzada, Emily les hizo señas desde la parte de atrás del salón y fueron a alcanzarla. Sherman se sentó al lado de Emily y Rebeca al lado de Emily.
― Historia Universal fue una pasada ― dijo Emily sacando su libreta, y el salón comenzó a llenarse. Ethan les lanzó una mirada molesta, ya que él quería sentarse hasta atrás, pero se sentó delante de ellas. Lydia ocupó la segunda fila, al lado de Allison, que tenía unas ojeras y Lydia estaba convenciéndola para ir de compras.
― ¡Vamos, Allison, no puedo dejar que mi mejor amiga se vista así!
― Aún no he acomodado mi habitación. ― Dijo Allison, que se sentía incómoda de que quisiera cambiarle el guardarropa, además no había agua en la casa nueva aún, se suponía que el técnico ya estaría arreglando eso en ese momento. Se aferró a esa esperanza, porque no se había bañado desde que hubiera abandonado el apartamento el sábado, y ya no tenía toallitas húmedas. Y claro, la situación de que no podía dormir la mayoría del tiempo, y cuando lo hacía soñaba con su tía muerta.
― ¿Y eso qué?  Podemos acomodarlo después juntas.
― ¿Qué te parece el fin de semana? ― Preguntó Allison con la esperanza de zafarse.
― Sólo si vamos al salón de belleza también.
― Está bien, Lydia. ― Contestó Allison resignada, y Lydia sonrió satisfecha, y puso la fecha del día en su cuaderno, junto con unos corazones.
― Jackson me dijo que vendría hoy al colegio, pero no ha llegado. ― Comentó como si hablara del clima.
― Seguramente se tomó el día libre, ya lo conoces. ― Dijo Allison para tranquilizar a su amiga, y en ese momento entraron Scott y Stiles, que se sentaron atrás de ellas, seguidos del profesor de Álgebra.
― Tienes que tratar de contenerte Scott, tenías los ojos rojos hace un rato, y parecía que querías comerte a la chica. ― Susurró Stiles, y entonces volteó a ver hacia atrás para ver a las chicas nuevas. Y captó a Dany viéndolos y negando con la cabeza, al igual que una chica asiática que no había visto.
― Ya lo sé, pero no puedo controlarlo ― Contestó Scott un poco más fuerte de lo normal.
―Pues tendrá que contenerse de hablar por una hora, ¿Podrá McCall? ― Preguntó el profesor de Álgebra, que ya estaba en el pizarrón. ― ¿Por qué aún no saca su cuaderno?
Scott sacó su cuaderno a regañadientes de la mochila, y casi lo azotó contra el pupitre. El profesor rodó los ojos y entonces se puso a escribir los temas que cubrirían en el semestre.
― Si quería hablar se hubiera ido más atrás ― Dijo Emily mientras garabateaba un dibujo en el cuaderno.
― Obviamente ― Dijo Agatha, que también dibujaba. ― ¿De dónde eres, Emily?
― D.C. ― Contestó rápidamente Emily.
― Oh, me pareció que sonabas un poco…diferente ― Dijo Agatha mientras le ponía bigotes al gato que hacía ― ¿Louisiana?
― Tienes un buen oído ― sonrió Emily, de ahí soy originalmente, por lo menos hasta que papá consiguió un trabajo en el gobierno.
― Ya, ¿Y qué hace en un pueblo aburrido como éste alguien del gobierno? ― Preguntó Rebeca que ya había copiado todos los temas del pizarrón.
― Si te lo dijera tendría que matarte ― Sonrió Emily y entonces, Rebeca rió por lo bajo, pero Agatha hizo una mueca extrañada, que después cambió por una sonrisa.
― Yo vengo de NY, y Sherman de Chicago. ― comentó Rebeca mientras el profesor borraba el pizarrón y escribía el título del primer tema.
― Interesante, ¿ustedes por qué vienen aquí?
― Papá es periodista y quiere cubrir una historia ― Rebeca se encogió de hombros.
― Mi tía y mi mamá crecieron aquí, la tía pensó que sería buena idea regresar ― Dijo Agatha, mientras dibujaba un segundo gato.
― Veamos, ¿alguien puede resolver esto? ― Preguntó el profesor mientras ponía una ecuación en el pizarrón. Lydia, que ya no fingía ser mala en la escuela levantó la mano, y pasó al frente.
― Ya, al menos tiene algo bueno que me hayan empapado hoy, ¿no? ― preguntó Rebeca, después de un tiempo, completamente ajena a lo que pasaba a su alrededor.
― Señorita… ¿Lee? ― Preguntó el profesor y la chica puso su pluma abajo.
― ¿Sí?
― Pregunté que si tiene alguna discrepancia con la señorita Martin.
Rebeca vio el pizarrón por primera vez desde que Lydia se pusiera a hacer el ejercicio. Se tardó un par de segundos en ver la resolución e hizo una mueca.
― Bueno, es correcto….parcialmente.
Stiles abrió la boca y volteó a verla, al igual que la mitad de la clase, y Lydia frunció el ceño molesta. El profesor hizo una cara extrañada, y levantó el plumón en una mano, ofreciéndoselo.
― Bien, ilústrenos.
Rebeca se levantó y dibujó un plano cartesiano, dónde comenzó a trazar la función del resultado de Lydia, y después dibujó otra con un plumón de otro color, explicando acerca del desplazamiento en el tiempo.
Lydia miró el trabajo con una mueca desde su asiento, Sherman sonrió contenta, Scott estaba demasiado concentrado en no convertirse en ese momento, ya que no sabía porque lo ponía de tan mal humor ver a la chica. Stiles estaba sorprendido, pero estaba luchando por no quedarse dormido.
― Vaya, gracias señorita Lee ― Dijo el profesor realizado, y Rebeca se fue a sentar.
― Creo que no le gustó lo que hiciste ― Dijo Emily y Sherman soltó una pequeña risita,
― No, no le gustó. ― Si pudiera, estaría gritando en éste momento.
― ¿Qué no se supone que estamos aquí para aprender? ― Preguntó extrañada Rebeca por la actitud  de todos.
― No ha estado en una escuela antes ― Explicó Sherman a Emily, que asintió y le palmeo la espalda.
― Tienes que aprender un par de cosas.
La clase continuó normal, y terminó. Todos tomaron sus cosas y salieron del salón. Cuando Agatha, Emily y Rebeca salieron del salón, allí estaba Lydia, y miró mal a Rebeca y comenzó a escanearla con la mirada. Miró los pants y una sonrisa de burla se extendió en su rostro.
― Vaya, Lee ¿Le pediste su vieja ropa a nuestra amiga Érica? ― Preguntó y las personas que estaban por ahí comenzaron a reír por el chiste. Ellas tres no entendieron nada, y se quedaron serias, mirándola ― E, intenta bañarte mejor la próxima vez, apestas. ― Dijo para terminarla, lo que hizo enojar a Emily.
― Eso es parcialmente correcto, querida ― Dijo Emily haciendo énfasis en la palabra “parcialmente”  ― Rebeca aquí, huele a rosas ― Dijo acercando su nariz al cuello de la chica, y aspirando fuertemente. ― Lo que huele mal es su mochila, porque un idiota le tiró agua encima, deberías de conocer los temas a fondo antes de contestar algo, o atreverte a criticar.
Los ojos de Lydia saltaron, e hizo una mueca más molesta que la del salón.
― Vamos a la biblioteca, chicas. Ya molestamos demasiado a la abeja reina. ― dijo Agatha divertida con la situación.
― ¡Diviértanse en detención! ― Gritó Lydia molesta cuando se fueron caminando y  Agatha le hizo un gesto con la mano.
Llegaron a detención, donde ya estaban los gemelos sentados. Aiden miró con interés a Emily. Después de ellas, llegaron Scott y Stiles y se sentaron en la mesa de los gemelos, ya que preferían ir con ellos que con las chicas.
 Stiles se puso a observarlas, y entonces reparó en Agatha, y sonrió.
― Scott, Scott, ¡Esa chica tiene un peinado de Padawan!
― ¿De qué?, Stiles, no te pongas a insultar a la gente.
― Pero… ― Comenzó pero se detuvo porque el entrenador llegó y comenzó a regañarlos y a gritarles, diciendo que era el primer de cinco castigos, y que los demás tendrían que hacerlo después de clase, y que era una muy mala manera de comenzar el semestre. Y que no toleraría cosas como esa en adelante, y que cuidaran de no hacer cosas así (especialmente McCall y Stilinski) porque podían salir del equipo de Lacrosse.
 Entonces, Agatha suspiró, y se levantó de la silla. Caminó hasta el entrenador, que la miraba confundido, lo miró a los ojos, y dijo:
 ― Profesor, yo sé que usted es un profesor muy razonable. Y que sabe que no es algo tan grave, que somos nuevas en ésta ciudad, y nos va a dejar ir del castigo, porque estamos muy arrepentidos y apenas es el primer día.
El coach se quedó pensativo y confundido un momento, y entonces asintió lentamente.
― Apenas es el primer día, los dejaré ir.
Stiles observaba todo con la boca abierta (de nuevo), y entonces se paró.
― ¡No, espere! ― gritó y todos lo miraron extrañados. ― ¡Ella lo manipuló!
― Stilinski, ¡Nadie me manipuló! Yo los dejaré ir porque las alumnas son nuevas, y deben tener una buena bienvenida de la ciudad, además McCall casi arrolla a la chica.
― ¡No es cierto, usted no tiene razones para…! ― Comenzó pero Aiden lo pateó, y se quejó, callándose.
― Stilinski, salgan de aquí antes de que cambie de opinión y les de detención por 1 mes.
Las chicas salieron rápidamente del salón, seguidas por Bobby. Stiles intentó patear al gemelo, pero lo esquivó.
― ¡Scott, ella es una Jedi! Bueno, es obvio que aún no es una maestra Jedi, pero por lo menos es una padawan por ahora, oh no… ¿Será una Sith? ― Scott lo miró confundido.
― Insultar a gente en otro idioma sigue estando mal, Stiles.
― ¡No la estoy insultando!, ¿Aún no has visto Star Wars?, ¡Podemos tener a la primera Jedi o Sith en nuestra galaxia,  ¿Y tú aún no has visto Star Wars?!
― Stiles, debes de dejar de jugar esos juegos en tu computadora. ― Dijo Scott ― O quizá necesites dormir.
― Scott, no puedo creer que no hayas visto Star Wars, peor Stiles, los Jedi provienen de la imaginación de George Lucas, no existen. ― Dijo Ethan masajeándose las sienes.
― ¿Por qué no van a unir sus anillos a otro lado? ― Dijo Stiles molesto, y tomó sus cosas, para salir por la puerta, con Scott siguiéndole los talones. ― Voy a averiguar que hay con ésta chica.




_________________________________________________________________________________

Esta es la mitad del capítulo, pero decidí cortarlo aquí porque son 3895 palabras, so....disfruten.
¿Ya adivinaste cual es tu regalo Tefi?, ¡Un segundo personaje, yeeeey!
Bueno, njajajaja XD, las amo
me voy
Valentina off.